Juan Pablo II, a lo largo de su pontificado, realizó unas catequesis sin precedentes, por lo que se refiere a su extensión, profundidad y claridad, sobre la fe que profesan los cristianos y recoge el Credo. En los ochenta y cinco capítulos de este segundo volumen, el Papa explica quién es Jesucristo, así como su vida y su obra. Se trata de un material no sólo apto para la predicación y la catequesis, sino también para el estudio y la oración personal y comunitaria.
En seis volúmenes diferentes, la colección Libros-Palabra recoge la totalidad de esa catequesis sobre el Credo que ofrece a los lectores un material para el estudio y la meditación de un valor extraordinario.
El cardenal Ricardo María Carles, destaca en el Prólogo que "durante dos milenios, generación tras generación, los cristianos han transmitido la fe y los bienes de la salvación, como una antorcha que pasa de mano en mano. Hoy esta transmisión se nos ha hecho particularmente ardua. Pero el Padre nos sigue dando su amor y su ternura; el Hijo sigue estando con nosotros hasta el fin del mundo; el Espíritu Santo sigue siendo nuestro Maestro interior para llevarnos al conocimiento cada vez más pleno de la verdad cristiana. Estas catequesis sobre el Credo o Símbolo de la Fe, realizada por el Pedro de la Iglesia actual, que resume, en su persona y en su mismo nombre, el carisma petrino de confirmarnos en la fe y el carisma paulino de llevar el Evangelio hasta los confines del mundo, pueden ser un valioso instrumento para nuestra vida espiritual y nuestro coraje apostólico".

Juan Pablo II, a lo largo de su pontificado, realizó unas catequesis sin precedentes, sobre la fe que profesan los cristianos y recoge el Credo. Este primer volumen recoge en setenta y nueve capítulos las enseñanzas sobre Dios Padre, así como sobre la catequesis, la fe en Dios y Trino, la creación del mundo y del hombre, la providencia, los ángeles y los demonios, y el pecado.
En seis volúmenes diferentes, la colección Libros-Palabra recoge la totalidad de esa catequesis sobre el Credo que ofrece a los lectores un material para el estudio y la meditación de un valor extraordinario.
El cardenal Ricardo María Carles destaca en el Prólogo que "durante dos milenios, generación tras generación, los cristianos han transmitido la fe y los bienes de la salvación, como una antorcha que pasa de mano en mano. Hoy esta transmisión se nos ha hecho particularmente ardua. Pero el Padre nos sigue dando su amor y su ternura; el Hijo sigue estando con nosotros hasta el fin del mundo; el Espíritu Santo sigue siendo nuestro Maestro interior para llevarnos al conocimiento cada vez más pleno de la verdad cristiana. Estas catequesis sobre el Credo o Símbolo de la Fe, realizada por el Pedro de la Iglesia actual, que resume, en su persona y en su mismo nombre, el carisma petrino de confirmarnos en la fe y el carisma paulino de llevar el Evangelio hasta los confines del mundo, pueden ser un valioso instrumento para nuestra vida espiritual y nuestro coraje apostólico".

Carta Encíclica de Juan Pablo II sobre el don de la vida y su valor sagrado desde su inicio hasta su término.
"La Iglesia sabe que este "Evangelio de la vida" recibido de su Señor, tiene un eco profundo y persuasivo en el corazón de cada persona, creyente e incluso no creyente, porque superando infinitamente sus expectativas, se ajusta a ella de modo sorprendente. Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cfr Rom. 2, 14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política" (De la introducción).

Documento claro y definitivo sobre la actitud de los católicos ante la erróneamente llamada "buena muerte".
Este trabajo estudia los problemas morales que la eutanasia, o "muerte dulce" aplicada a los enfermos incurables, plantea a la sociedad, tratando de dar una respuesta adecuada, desde la moral cristiana, a tan espinosos problemas. Así pues, se trata de una respuesta cristiana, frente a los criterios divergentes que priman en la sociedad o bien en el ordenamiento jurídico del Estado. La eutanasia se enfrenta hoy en día con el derecho a la vida de los enfermos que se hallan en la fase terminal de su vida. El Comité Episcopal da respuestas claras a las "100 preguntas" que se les plantean a los cristianos desde su visión de la vida.